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Here are SIX key aspects of wellness according to scientific research, and two ways to consider it a way of being. 1. Physical Wellness:
Present Moment Awareness: Mindfulness encourages living in the present, paying full attention to what is happening in the here and now, without judgment. This helps reduce stress and anxiety by preventing overthinking about the past or future Self-Awareness and Acceptance: Mindfulness promotes self-awareness and self-acceptance, helping individuals understand their thoughts, feelings, and behaviors. This fosters a compassionate attitude towards oneself and others Wellness based on Vedanta tradition Swami Sivananda, a renowned Indian spiritual leader and founder of the Divine Life Society, emphasized a holistic approach to wellness that integrates physical, mental, and spiritual health. His teachings on wellness are deeply rooted in the principles of yoga and the pursuit of a balanced, virtuous life Nutrition: He recommended a simple, vegetarian diet to promote health and longevity. Sivananda stressed the importance of eating natural, wholesome foods and avoiding processed and harmful substances Movement and Exercise: Swami Sivananda advocated for regular practice of yoga asanas (postures) to maintain physical health, flexibility, and vitality. He also emphasized the importance of physical exercises to strengthen the body Cleanliness: Maintaining personal hygiene and a clean environment were seen as essential for physical well-being and spiritual growth. En nuestro viaje a Costa Rica tuvimos la oportunidad de conocer, entre mucha gente maravillosa, a los hijos de mi amigo José Miguel y su esposa Maritza. Llegamos con la lluvia a su casa, a quedarnos una noche. Fuimos anunciados como “los tíos” que llegaban de visita; cargados de frutas, galletas y cereales de varios colores. Pasamos felices y practicamos cocina de panes dulces, armamos rompecabezas, leímos un librito sobre peces y por la mañana hicimos yoga. Al despedirnos, vi que en el carro teníamos dos monedas de 100 colones, que en realidad no alcanza sino para comprar una chupeta. Le entregué una moneda a cada uno de los niños y les pregunté qué planes tenían con ese dinero. "Al chanchito", dijo Mariana de 6 años. Isaac que sólo tiene tres años, muy seguro y a media lengua, expresó: "comprarme una bicicleta". Fueron unos días inolvidables, del Atlántico, al Pacifico, del Occidente al Oriente. Costa Rica es un país maravilloso por su flora, fauna, gente y paisajes. Las vías terrestres no son las mejores y para todo hay dos valores: uno para los locales y otro para los extranjeros. En nuestras últimas horas en tan hermoso país, revisé todo lo que tenía para las últimas propinas. La camarera, el conductor del transporte al aeropuerto y el maletero. Tenía en mi bolsilllo un billete que le entregué al conductor. Mi billetera estaba vacía, me di cuenta que sólo tenía tres moneditas para el maletero. Era un señor mayor y se veía cansado. Le entregué las monedas con mucha pena, diciéndole que me disculpara, pero que no tenia más dinero en mi mochila. Enfurecido me dijo: "esto es mi propina?". Sentí como si le hubiera entregado un pedazo de boñiga de chancho. "Al chofer le dió 2 mil", me dijo en forma de reclamo. Discúlpeme señor, le repetí, es todo lo que tenemos. Mi esposo, que no habla español no entendía lo que pasaba. El maletero parecía prendido con las llamas del infierno. Era una situación no solo triste sino bochornosa. No teníamos nada para recompensar la gran ayuda empujando un carrito con dos parapentes y una maleta, evadiendo agravar la hernia de mi marido. Quise convertirme en mi bella genio y crear de la nada uno de los billetes de Costa Rica que tienen un oso perezoso, con el que se puede comprar dos buenos almuerzos. Esto no podía estar pasando. Qué despedida tan amarga! Pensé en parar, gritar y cargarme las maletas yo misma. Pero no lo hice y la escena siguió su curso. El maletero empezó a hacer burla cuando le dije que por favor entrara en la fila de clase ejecutiva. Se puso aún más furioso y empezó a decir frases insultantes, llenas de odio hacia los “ricos”. Quise agarrarlo de una oreja y buscar al supervisor. Públicamente me disculpo con el maletero del aeropuerto de San José. Hubiera querido que recibiera una buena propina, no unas monedas que evidentemente lo insultaron. Hubiéramos sacado más dinero del cajero o distribuir mejor los colones que teníamos en efectivo. Según las estadísticas, el 75 por ciento de la población de Costa Rica vive del turismo. Me sorprendió el conductor que nos llevó de playa del Coco a San José, que al preguntarle dónde iba el y su familia a pasear me respondió: "los ticos no salimos de turismo. Es muy caro para nosotros. No podemos darnos ese lujo". En el primer hotel donde nos quedamos, le pregunté al que atendía el bar que cómo estaba. Me contestó con un tono de amargura: "no tan bien como ustedes qué están de vacaciones". Y le dije: si señor y muy merecidas, nosotros trabajamos duro y parejo! Qué bueno es tener trabajo, no le parece? Pienso en la gente que quedó sin empleo por la pandemia o las personas que no tienen para comprar algo de comer… Se quedó mirándome y dijo: "tiene razón, no lo había pensado de esta manera". Deseo que al maletero le llegue la propina que se merece por su trabajo cargando maletas. Que el chofer pueda pasear con su familia. Que el de las bebidas tome vacaciones y que Isaac se compre su hermosa bicicleta. Deseo que las personas reciban lo que sueñan y todos nos animemos lo más felices que podamos. Mi miedo a las pistolas empieza desde muy chiquita con el sonido de las balas. Mi papá nos enseñó a mis dos hermanos y a mí a disparar, yo era la mas chiquita y estaba segura que no usaría un arma de fuego. Yo confiaba en los gritos de mi mamá y en el ladrido de los perros para anunciarnos el peligro. Sabía que podía esconderme en un cuarto secreto que había en mi cuarto, o en el armario. Las balas podían penetrar la madera pero yo estaba convencida que tener una ruta de escape era más efectivo que disparar un arma, sobretodo a los siete años.
Mi papá tenía un carnet que el departamento de defensa expedía después de una análisis detallado de su pasado judicial. Él mostraba su carnet con orgullo, ya que este daba la legalidad a sus armas de fuego; desde revólveres hasta escopetas. Una de sus aventuras de muchacho era irse de caza con sus amigos y sus perros. Mi papá nos enseñó a que si teníamos que defendernos no podíamos dudar ni un momento en disparar. Mi papá nos decía: "si tienes pistola es para usarla, no para amenazar". Yo jamás tendría una pistola, ni de juguete, ni de agua, ni de pintura, ni muchos de verdad. El aspecto de las armas me parece aterrador y el sonido me aturde. Mi generación tuvo que vivir con las bombas que se ponían en centros comerciales y edificios públicos en la época de la guerra entre mafiosos. En cualquier momento llegaban a las discotecas o restaurantes a matar a alguien y por eso mi mamá no nos dejaba salir hasta tarde y muchas veces ni siquiera nos dejaba salir. El colegio era el único lugar medianamente seguro, a menos de que hubiera un carro bomba en la entrada, por eso nos ponían a hacer simulacros y nos entrenaban para escondernos debajo de los pupitres y aprender de memoria rutas de evacuación. En Colombia yo no vivía tranquila, los lindos de las mechas del tradicional juego de tejo que algunos compañeros jugaban con mucha alegría, mi me recordaban los disparos de media noche de mi papá para espantar a los bandidos, y yo no jugaba tejo por el sonido de la explosión de la piedra al estallar la pólvora, muchas veces sentí morir cuando escuché ese sonido. Jamás se me ocurrió que alguno de mis compañeras pudiera entrar disparando al colegio, ni a la universidad. Eran lugares para aprender, a jugar y compartir con amigos. Siento una enorme tristeza por la juventud y maestros en Estados Unidos, las armas no debería existir. Hace algunos días viajamos a Colombia. Una de nuestras misiones era encontrar un terreno en una montaña para nuestro plan de jubilación: construir una casita en forma de mariposa, con unas cabañas para atender a alumnos y hacer retiros de yoga y parapente. Seguramente también Paul, mi esposo, les enseñaría inglés y programación de computadores a los niños y niñas de la vereda. En últimas, nuestra intención era: ¡crear comunidad!.
Vimos varios terrenos cerca a tres ciudades principales: Bogotá, Medellín y Cali. Sin embargo, mi lugar preferido, el más maravilloso para volar, donde hay despegues preciosos y zonas de aterrizaje por todas partes, es Piedechinche, en el departamento del Valle del Cauca. Este lugar es realmente un paraíso, las nubes son amistosas, y los vientos cálidos permiten que uno ande feliz. Irse de paseo por el aire, cross country, es realmente una maravilla. Al aterrizar te pones sandalias y te sientes muy cómodo con camisa de manga corta. Crecen toda clase de arboles frutales y hay muchas actividades al aire libre. Entonces, un amigo muy cercano, con quien volábamos competencias de parapente hace muchos años, en la época en que muy pocos volaban por el Valle del Cauca, me presentó a una persona que vende unos terrenos en una urbanización en la montaña, con entrada privada y cerca a la zona del aterrizadero oficial. Varios propietarios son parapentistas, parecen gente tranquila y muchos están construyendo sus casas en esa misma urbanización. La dueña del lugar, nos llevó a ver el terreno y nos enamoramos de un lote, con una vista preciosa y un nacimiento de agua escondido entre la espesura de un hermoso bosque, con cantos de pájaros exuberantes y un potencial enorme para hacer caminatas meditativas. Desde ese momento quisimos cuidar ese bosque, porque lastimosamente la montaña está muy pelada y la naturaleza se ve agotada. La promesa A los pocos días, vendedores y compradores fuimos a la notaria de Palmira a firmar un documento muy importante que se llama "promesa de compraventa" donde se especificaban los montos a consignar, y hay una cláusula interesante que se refiere a una multa (las arras) que debe pagar la parte que no cumple lo pactado. Todo parecía muy bien, estábamos muy contentos. El día antes de regresar a Estados Unidos fuimos con nuestro amigo a sembrar nueve arboles frutales ¡en nuestro anhelado terreno para nuestra casita!. Desde el principio hubo un gran error. No todo quedó por escrito en esa promesa, sobretodo dos cosas muy importantes: la hora exacta de firmar "la escritura" y el valor a escriturar. La escritura es como el recibo que uno le dan cuando compra algo, para vender después, tienes que mostrar el recibo al nuevo comprador. Si lo haces por un precio muy bajo, al venderlo tienes que pagar un impuesto que se llama "ganancia ocasional". El Artículo 90 del Estatuto Tributario dice que se puede poner el valor de 15 por ciento inferior del precio real. Hay muchas personas que acuerdan un precio y esto es una práctica común al hacer negocios en Colombia, pero los vendedores jamás puede obligar a los compradores a poner el precio que les conviene a ellos solamente. Se supone que un negocio se trata de que todos queden contentos, ganar-ganar. Esto era parte de mi sueño. Efectivamente, existen maneras de evitar tantos impuestos, una es construir casas en los terrenos para subirles el valor. En resumidas, en Colombia hay muchos impuestos y claramente hay la gente que busca no pagarlos. Yo sentí oír la voz de mi papá decir: "¡grandes negocios, grandes impuestos!". Payasos de pesadilla Como la vendedora es hija de una abogado, y al parecer tiene mucha experiencia en negocios y se supone sabía cómo se hacen las cosas, confiamos en que todo estaba muy bien y legítimo. A los pocos días, este sueño se volvió una pesadilla, y sobretodo una gran vergüenza con mi esposo que es norte americano, una persona sencilla, trabajadora y muy serio con lo que firma. A los pocos días de Estados Unidos hicimos los primeros giros de dinero. Los bancos transfieren dólares y ya no permiten que lleguen pesos a Colombia por negocios raros al cambiar divisas. Los vendedores manifestaron que quería una parte de su plata en pesos colombianos, entonces investigamos una manera muy efectiva para hacer esto: "monetización". Se hace con una empresa, llenando varios documentos y enviando la promesa de compraventa. Muy emocionados por tener nuestros ahorros y que entraran legítimamente a Colombia, continuamos con nuestro anhelo; hicimos varios dibujos de la casita e incluso contactamos varios arquitectos, expertos en construcción con bambú, estuco, piedra y seleccionamos por internet varias fotos para poner ideas en papel para el diseño profesional de unas cabañas. Los vendedores manifestaron que quería su dinero no solamente en pesos, sino también en efectivo. Les recuerdo que en Colombia es permitido entrar 10 mil dólares por persona. Me he enterado de políticos y famosos que han ingresado al país miles de dólares en efectivo que cambian por pesos pasando por debajo de la ley. Desafortunadamente, algunos han terminado en la cárcel por este motivo. A los pocos días, las conversaciones se llenaron de misterios, hubo amenazas con respecto a la promesa de compraventa, y en ese momento me empezaron a dar ganas de vomitar, literalmente, sentía un gran dolor en el estómago y a mi esposo se le subió la tensión. Los vendedores dijeron que no compartiéramos el documento de la promesa de compraventa con la compañía que contratamos para llevar a cabo la monetización. Manifestaron que era un documento privado, "entre amigos". No tenemos la menor idea qué significa ser "amigos" para esas personas. Primero, nos vimos pocas veces y la comunicación fue principalmente relacionada con el negocio. Segundo, un amigo nuestro no hace cosas que pueda perjudicar a otro ser humano, en este caso, negocios salidos completamente de las prácticas comerciales correctas y que a futuro pueden incurrir en problemas jurídicos muy serios. Esto realmente no es un juego de niños. Nuestro requerimientos de poner el precio real en la escritura fue ignorado en varias comunicaciones y después fue negado por parte de la vendedora, diciendo "es imposible". Aún no despertábamos de esta pesadilla. Motivos para despertar Nos dimos cuenta que algo que no estaba bien en este negocio. Por lo tanto, sentimos que la mejor manera de enfrentar esta situación era consultar a un abogado. Nos llenamos de angustia. ¿Tendríamos que consignar toda la plata y esperar al día de firmar la escritura para exponer el caso en la notaría?. "El notario no es juez", nos explicó el abogado. Por lo tanto, faltando 15 días para firmar la escritura, tuvimos que convocar a una reunión, por zoom, que fue grabada, por recomendación de nuestro abogado y con permiso de los invitados. En esta reunión salió a la luz la manera que estas personas hacen varios de sus negocios. Finalmente, uno de los vendedores dijo que diéramos por terminado el negocio y que el dinero que habíamos pagado sería devuelto. Yo pregunté: "¿Sin pagar la multa?" Y respondió: "Sí, entre amigos". Faltando pocos minutos para acabar la reunión, pregunté: "Entonces, ¿Qué hacemos con el documento de la promesa de compraventa?". La vendedora, hija del abogado, dijo: "Le escribimos cancelado al papel y le tomamos una foto". ¡Un momento! Esto no se hace con un documento con tanto peso legal. No estábamos comprando pandebonos. Estábamos invirtiendo en un terreno con nuestros ahorros de toda la vida. En días posteriores a la reunión, en varias comunicaciones por correo electrónico y WhatsApp, le pedí a la señora que tuviera en cuenta que ellos debían cubrir los costos de las transferencias bancarias que ya habíamos hecho, los honorarios de los abogados y otros gastos que hicimos para escoger el terreno y hacer este negocio. Y como era de esperarse, una vez más lo ignoró. Impresionante cómo ignora tantos detalles alguien que ha vendido alrededor de 40 lotes en su propiedad y fue gerente de varias empresas en el Valle del Cauca. Nos imaginamos el caos que debe existir en esa urbanización con este tipo de líderes, con esta manera tan nefasta de comunicarse y proceder en los negocios. Un país más respirable Gracias a Dios, nuestros amigos verdaderos, nos dieron valiosas recomendaciones. Amigos reales, que también quieren vivir en un país más "respirable", como dijo un periodista que cubre asuntos de corrupción y admiro profundamente. Efectivamente los vendedores nos devolvieron nuestro dinero. El abogado redactó una carta de incumplimiento en el que se expresa que ellos deben pagar la multa descrita en la promesa de compraventa, y además tienen que hacerse cargo de los otros gastos por algo que se llama "daños y perjuicios". Y por supuesto, siguen ignorándolo. Ellos no se imaginan el daño que causaron, mi familia sufrió mucho. Nosotros no estamos acostumbrados a esta clase de negocios. Apreciamos lo correcto, y realmente valoramos a los amigos y lo que significa la amistad. Agradecemos las voces de aliento que hemos recibimos y los comentarios que me han hecho. Les garantizo que, tenemos certeza de que todo pasa por bien, y realmente nos sentimos tranquilos de que esta pesadilla casi termina. Algunas personas piensan que los extranjeros son brutos y que pueden abusar de ellos. En los Estados Unidos la gente paga por lo que hace, por eso se cumplen las leyes en este país. Mi esposo ya no quiere invertir en Colombia. Hemos despertado con esta nueva experiencia. Por esto que nos pasó a nosotros he recibido muchos mensajes y comentarios a mi correo electrónico. Hay gente que me ha contado lo que le ha pasado y comparado con ellos nosotros salimos bien librados. Quiero resaltar que a nosotros no nos estaban vendiendo un terreno fantasma, los dueños y los papeles del lugar eran reales y el lote no tenía ningún lío judicial. Hay personas que me han dicho que hay muchos terrenos en Colombia en lugares de vuelo maravillosos, y que hay gente seria y honesta para hacer negocios. Les agradezco, pero quedamos hastiados. No nos dan ganas de estar en un país donde hay que sacar las uñas para poder vivir bien y si algún día regresamos a Piedechinche llegaremos a un hotel, hostal o alquilaremos una casa. Conocemos mucha gente amable y comprometida con el turismo. No pretendo juzgar cómo se hacen algunos negocios en "mi país". Sin embargo, si piensan invertir su dinero allá, les recomiendo que desde el principio se asesoren de un abogado honesto. Deseo de todo corazón que Colombia sea un lugar lleno de sueños y que pesadillas como la nuestra que se llenó de payasos, dibujada de prácticas comerciales inadecuadas, evasión de impuesto y lavado de dinero, no le pase a nadie más; ni a colombianos, ni a extranjeros. No podemos seguir construyendo comunidad a base de mentiras y bajo las leyes de los más avispados. Les propongo que hagamos nuestra parte para que algún día, no muy lejano, podamos despertar a una realidad más amable, llena de atención plena y compasión, con nosotros, con los otros y con la naturaleza. Todo esto que representan las alas y el cuerpo de la mariposa, de la casita de nuestro sueño. Les agradezco que compartan sus comentarios y sus propias experiencias. ¡Hagamos comunidad!. Estas cuatro cualidades las podemos practicar independientemente de la religión o sistema de creencias. Somos bienvenidos todos y todas. Charla de bienestar con CLAUDIA FLYNN, atleta y científica • Primera colombiana en ultraman11/10/2021 Claudia tenía depresión, desórdenes alimenticios y alcoholismo. Su vida se transformó con yoga, ejercicio y mindfulness. Aquí comparte una parte de su historia. Basado en la enseñanzas de Gregory Kramer |
Author: SOFIA PUERTAI believe in the power of words. Let our actions speak for us. Categories |